Una piedra muy
valiosa
Había una vez, en el país de las
Piedras, una pequeña piedra que estaba empeñada en ser una piedra preciosa para
ser importante y admirada por todas las demás.
Por eso tenía en su casa una
impresionante colección de disfraces.
Los tenía de Esmeralda, de Rubí,
de Zafiro, de Diamante, de Plata, de Oro..
Eran reproducciones casi exactas.
Cuando se los ponía, parecían realmente auténticos.
Y a esto había que añadirle lo
bien que interpretaba la pequeña piedra su papel. Si iba de Esmeralda, hablaba
como las Esmeraldas,caminaba como las Esmeraldas, se comportaba como las
Esmeraldas... No había detalle que se la escapara y que la pudiera delatar.
Pero tenia que tener cuidado en
una cosa; no podía darle directamente la luz del sol, porque entonces
descubrirían que no era transparente como las auténticas Esmeraldas. Lo mismo
le ocurría con los disfraces de Rubí, Zafiro y Diamante.
Así que solo se los ponía por la
noche o al atardecer. Por el día se disfrazaba de Plata o de Oro. Aunque con
estos disfraces tenía peligro contrario; si dejaba de darles la luz del Sol,
dejaban de parecer Plata y Oro auténticos. Sin embargo, la pequeña piedra lo
tenía todo muy controlado.
Y así fue pasando su vida. Nadie
se dio cuenta del engaño. Los que la conocían como Esmeralda le tenían una gran
admiración y aprecio. Y lo mismo ocurría con los que la conocían como Diamante,
como Oro, como Zafiro, como Rubi o como Plata.
Pero un día estando la piedra
tomando el sol disfrazada de Oro, un hombre que pasaba por allí quedó
deslumbrado con su brillo y la cogió. Al ver que era de Oro, dio un salto de
alegría y fue corriendo a ver a un joyero para que le dijera cual era su valor.
Pero cuando el joyero la examinó vio que era una simple piedra cubierta con una
funda dorada. Entonces el hombre, desilusionado, la cogió y la tiró por la
ventana.
Al caer al suelo, la piedra se
rompió en mil pedazos, y sorprendentemente, dejó al descubierto que su interior
había estado ocupado por un Diamante de gran calidad y de valor incalculable.
Un Diamante verdaderamente
hermoso que nunca había podido salir a la luz, porque la pequeña piedra se
empeñó toda su vida en imitar a otras para ser valiosa e importante.
“Si eres una pequeña piedra
déjate brillar por lo que eres, no necesitas máscaras. Eres un diamante único
de un valor incalculable”
Autor desconocido.
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