martes, 25 de noviembre de 2014

LA COSECHA

LA COSECHA

En un oasis escondido en medio del desierto, se encontraba el viejo Eliahu de rodillas, a un costado de algunas palmeras datileras.

Su vecino Hakim se detuvo a abrevar sus camellos y lo vio transpirando, mientras parecía cavar en la arena.

-         Que tal anciano? le dijo:

-         Muy bien -contestó Eliahu sin dejar su tarea.

-         ¿Qué haces aquí, con este calor, y esa pala en las manos?

-         Siembro dátiles-contestó el viejo.

-         ¡Dátiles!! -repitió el recién llegado, y cerró los ojos como quien escucha la mayor estupidez-  El calor te ha dañado el cerebro, querido amigo. Dime, ¿cuántos años tienes?

-          Ochenta, ... pero eso, ¿qué importa?

-          Mira, amigo, los datileros tardan más de cincuenta años en crecer y recién después de ser palmeras adultas están en condiciones de dar frutos. Aunque vivas hasta los cien años, difícilmente puedas llegar a cosechar algo de lo que siembras. Deja eso y ven conmigo

-          Mira, Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró, otro que tampoco soñó con probar esos
         dátiles. Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana los dátiles que hoy planto...          y aunque solo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.


Tomado de: El Libro de los Cuentos, Por Diego Palma

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