martes, 28 de octubre de 2014

ASÍ ES MI NATURALEZA

ASÍ ES MI NATURALEZA

Un maestro oriental que vio cómo un escorpión se estaba ahogando decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el escorpión lo picó.
Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, el animal cayó al agua y de nuevo empezó a ahogarse.
El maestro intentó sacarlo otra vez y otra vez el escorpión lo picó...
Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo:
"Perdone, ¡pero usted es terco!
¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua, el escorpión lo picará?
El maestro respondió: "La naturaleza del escorpión es picar y eso no va a cambiar mi naturaleza, que es ayudar a los demás".
Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.

Moraleja:
No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño; sólo toma precauciones.
Algunos persiguen la felicidad, otros la crean. Tenlo presente siempre.
Que la conducta y las acciones de otras personas jamás condicionen las tuyas, nunca cambies tu esencia.
Si una rosa cambiara su esencia, dejaría de ser rosa.
Si tú cambiaras tu esencia dejarías de ser tú.
El crecer o madurar no implica cambiar tu esencia.
Recuerda que si te ha dolido alguna vez el alma, es porque Dios te ha agarrado demasiado fuerte para que no caigas..., así que cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y un razones por las cuales sonreír...

Tomado del libro de los cuentos por Diego Palma. 

RANA DE POZO



RANA DE POZO
 (Tomado del libro "Salió el sembrador" de Carlos Vallés, s.j.)

En un pozo profundo vivía una colonia de ranas. Allí llevaban su vida, tenían sus costumbres, encontraban su alimento y croaban a gusto haciendo resonar las paredes del pozo en toda su profundidad.

Protegidas por su mismo aislamiento, vivían en paz y sólo tenían que guardarse del cubo que, de vez en cuando, alguien echaba desde arriba para sacar agua del pozo. Daban la alarma en cuanto oían el ruido de la polea. Se sumergían bajo el agua o se apretaban contra la pared. Allí esperaban, conteniendo la respiración, hasta que el cubo, lleno de agua, era izado otra vez y pasaba el peligro.

Fue una rana joven a quien se le ocurrió pensar que el cubo podría ser una oportunidad en vez de un peligro.

Allá arriba se veía algo así como una claraboya abierta, que cambiaba de aspecto según fuera de día o de noche, en la que aparecían sombras y luces, formas y colores, que hacían presentir que allí había algo nuevo y digno de conocerse.

Y, sobre todo, estaba el rostro con trenzas, de aquella figura bella y fugaz que aparecía por un momento sobre el brocal del pozo al arrojar el cubo y recogerlo todos los días en su cita sagrada y temida.

Había que conocer todo aquello.

La rana joven dijo lo que pensaba y todas las demás se le echaron encima:

Eso nunca se ha hecho. Sería la destrucción de nuestra especie. El cielo nos castigaría. Te perderás para siempre. Nosotras hemos sido hechas para estar aquí, y aquí es donde estamos bien y podemos ser felices.

Fuera del pozo no hay más que destrucción. Que nadie se atreva a violar las leyes de nuestros antepasados. ¿Es que una rana jovenzuela de hoy puede saber más que ellos?

La rana joven esperó pacientemente la próxima bajada del cubo. Se colocó estratégicamente, dio un salto en el momento en que el cubo comenzaba a ser izado y subió en él ante el asombro y horror de la comunidad batracia.

El consejo de ancianos excomulgó a la rana prófuga y prohibió que se hablara de ella. Había que salvaguardar la seguridad del pozo.

Pasaron los meses sin que nadie hablara de ella y nadie, tampoco, pudiera olvidarla, cuando un buen día se oyó un croar familiar sobre el brocal.

Se agruparon abajo las curiosas y vieron recortadas contra el cielo, en el borde del pozo, la conocida silueta de la rana aventurera. A su lado apareció la silueta de otra rana, y a su alrededor se agruparon siete pequeños renacuajos. Todos miraron sin atreverse a decir nada, cuando la rana habló:



"Aquí arriba se está maravillosamente. Hay agua que se mueve, no como allá abajo. Hay unas fibras verdes y suaves que salen del suelo y entre las que da gusto moverse, y hay muchos bichos pequeños muy sabrosos y variados, y cada día se puede comer algo diferente. Y luego, hay muchas ranas de muchos tipos distintos, y son muy buenas. Yo me he casado con esta que está aquí a mi lado, tenemos siete hijos y somos muy felices. Y aquí hay sitio para todas porque esto es muy grande y nunca se acaba de ver lo que hay allá lejos.

Desde abajo las fuerzas del orden advirtieron a la rana que, si bajaba, sería ejecutada por alta traición.

Ella dijo que no pensaba bajar y que les deseaba a todas que la pasaran bien, y se marchó con su compañera y los siete renacuajos.

Abajo en el pozo hubo un revuelo, hubo algunas ranas que quisieron comentar la propuesta, pero las autoridades las acallaron enseguida; y la vida volvió a la normalidad de siempre en el fondo del pozo.

Al día siguiente, por la mañana, la niña de trenzas rubia se quedó asombrada cuando al sacar el cubo con agua del pozo, vio que estaba lleno de ranas.

Reflexión: En sánscrito, hay una palabra compuesta para una persona estrecha de miras, que se conforma con oír lo que siempre ha oído y hacer lo que siempre ha hecho, lo que hace todo el mundo y lo que, según parece, han de hacer todos los que quieren seguir una vida tranquila y segura. La palabra es Kupmanduck (rana de pozo) ha pasado del sánscrito a las lenguas hindúes modernas, en la que se usa con el mismo sentido. A nadie le gusta que se las digan.

Aún así, el mundo está repleto de pozos llenos de ranas, y niñas de trenzas rubias siguen llevándose sustos de vez en cuando por la mañana.


Tomado del libro de los cuentos por Diego Palma

viernes, 10 de octubre de 2014

La historia de Pepe.

La Historia de Pepe

Pepe era el tipo de persona que te encantaría ser. Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba como le iba, el respondía: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".

Era un gerente único porque tenía varias meseras que lo habían seguido de restaurante en restaurante.

La razón por la que las meseras seguían a Pepe era por su actitud.

Él era un motivador natural: si un empleado tenía un mal día, Pepe estaba ahí para decirle al empleado como ver el lado positivo de la situación.

Ver este estilo realmente me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a Pepe y le pregunte:

No lo entiendo.... no es posible ser una persona positiva todo el tiempo. ¿Cómo lo haces?...

Pepe respondió:

"Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo: Pepe, tienes dos opciones hoy: puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor."

"Escojo estar de buen humor".

"Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello".

"Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo señalarle el lado positivo de la vida".

Si, claro, pero no es tan fácil, protesté.

"Si lo es", dijo Pepe. "Todo en la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección".

"Tu eliges cómo reaccionas ante cada situación, tu eliges cómo la gente afectará tu estado de ánimo, tu eliges estar de buen humor o mal humor".

"En resumen, TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA".

Reflexioné en lo que Pepe me dijo...

Poco tiempo después, deje la industria hotelera para iniciar mi propio negocio. Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Pepe, cuando tenía que hacer una elección en la vida en vez de reaccionar contra ella.

Varios años más tarde, me enteré que Pepe hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio de restaurante, dejó la puerta de atrás abierta y una mañana fue asaltado por tres ladrones armados.

Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano, temblando por el nerviosismo, resbaló de la combinación.

Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon. Con mucha suerte, Pepe fue encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una clínica. Después de ocho horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Pepe fue dado de alta, aún con fragmentos de bala en su cuerpo. Me encontré con Pepe seis meses después del accidente y cuando le pregunté como estaba, me respondió:
"Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".

Le pregunté que pasó por su mente en el momento del asalto. Contestó: "lo primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones: podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir".

"¿No sentiste miedo?" Le pregunté. Pepe continuó:

"Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté.

Podía leer en sus ojos: "es hombre muerto." Supe entonces que debía tomar una decisión.

"¿Qué hiciste?" Pregunté.

"Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando profundo grité: - "Si, a las balas" - Mientras reían, les dije: "estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto".

Pepe vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa actitud. Aprendió que cada día tenemos la elección de vivir plenamente, la ACTITUD, al final, lo es todo.

Y recuerda, sólo se frustran aquellos que dejan de ver la parte positiva de sus resultados y de la vida...

Tomado de:
El libro de los cuentos por Diego Palma